Escucha tus palabras y sabe que no mientes pero ya no puede
creerlas.
¿Por qué?
Tiene miedo de mirarte porque sabe que si te mira comenzará
a creer una fantasía, creerá en tus palabras.
Tiene miedo porque confiar en ti es caer; caer en la
vulnerabilidad, en la ilusión de abrir las ventanas, que debieron permanecer
cerradas, y observar un interior que no fue hecho para ella. Un interior que siempre
se ha negado a ver y, sin embargo, cayó con gusto, pero al asomarse a ese mundo
nuevo, la ventana se cerró violentamente.
El piso firme se manchó rápidamente con el purpúreo encuentro con la realidad… su rostro sigue
goteando y no se atreve a levantar la cara.
Hoy cierro mi ventana desde donde la veo, desde la salvedad
de mi puesto en el que sé y puedo decir que no quiere mirarte porque conoce el
poder de tus letras, de tus ojos… de ti. ¿Cómo culpar su miedo? En la
vulnerabilidad es donde se es más frágil y donde todo se rompe con facilidad.
Hoy es el cuarto día y mientras espío, desde mi ventana
entreabierta, la veo ahí… su rostro, su mirada sigue clavada en ese piso firme
cual si deseara anclarse en él para siempre… casi puedo leer sus pensamientos… “Volar
no es para mí”.
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