Es hora de crecer una vez más.
“Estoy cansada física y emocionalmente… Estoy perdiendo la
brújula y no sé hacia dónde deberían conducirse mis naves.”
Hubo una vez en que el cuento había nacido de la ilusión, de
los deseos y de todo aquello que brillaba más allá de la página. Hoy miró ese
cuadernillo y se percató de que el intenso brillo había desaparecido. Se aferró
a una realidad que hizo suya, pero que no lo fue. Caminó un sendero y ahora,
ante el miedo paralizante, desearía desandar.
La manada la había abandonado y ahora, rodeada de capullos
que luchan por florecer, siente pánico de moverse. Podría destruirlos con su
barco de papel.
“¿Dónde están mis naves?”, preguntó. Aquellas naves de cartón
llenas de gente como tú.
Perdió el rumbo. Está rodeada de capullos y es más evidente
lo ajadas que están sus manos. Desea desandar y encontrar sus antiguas naves,
pero ya están muy lejos y no las podrá alcanzar.
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