sábado, 19 de octubre de 2013

minutos, días, meses, años… no importa.



Después de varios… no sé cuánto tiempo, pero sé que son varios –minutos, días, meses, años… no importa. Después de todo ese tiempo que se cuela por las marcas de tu rostro, por los hilos de plata que adornan tu cabello y ese maravilloso contorno tuyo de la espalda, te encuentro frente a mí.
Me cuentas que aún lloras por las noches, todavía te avergüenza mostrar tu amor en público, sigues creyendo que el mundo está en tu contra… aún veo en tu, todavía, joven rostro, las marcas de dolor y sufrimiento inútil. ¿Cuánto estoy  en disposición de manejar?, no lo he descubierto, pero sé que hoy, que estás frente a mí, observo con mayor cuidado, aquello que fue y la nostalgia que causabas en mi interior.
“Vergüenza es soberbia…” escuché alguna vez. Vergüenza de qué, por quién. Tomar café, escuchar tus letras y tus miedos. Ver tus imágenes y desinhibiciones. Sentir que me deseas cerca y lejos. Aspirar la vejez de tu aura y el desazón que recorre ese contorno de tu espalda.
Mirar un espejo, reflejarme, reflejarte, reflejarnos.

Ver en ti una doble cara: la que das al mundo y la que has decidido presentarme a mí. Ir contigo a tu hogar y descubrir tus soledades maquilladas por cada uno de los objetos que te habitan. Tú, siempre buscando ocultarte en cada recoveco y en cada ocasión. Te escurres entre mis manos, como un pez, que anhela regresar a su medio,  sin razón aparente. Intuyo que es por miedo de perder… ¿perder?, ¿qué?
No ganarás nada conmigo, no ganarás nada con nadie. Lo que buscas nadie te lo pudo ofrecer. Hoy me quedo aquí, escuchándote, viéndote, aguardando y en silencio… Sólo puedo acompañarte y hacerte sonreír. La risa cura algunas heridas, aunque sea sólo por un instante.
Abandoné tu hogar. Hoy no hubo beso de despedida, como hace tiempo –minutos, días, meses, años… no importa. Te quedaste entre cuatro paredes respirando tu soledad, yo quedé sin tu compañía y caminé por calles inundadas.
Hoy quedó ese rumor en el viento. Hay batallas que se pelean en soledad, pero no significa que no puedas tener mi compañía. La soledad compartida es mejor.